El caso de Lamarque Cano llama la atención porque parecería desde hoy un aspirante natural a la gubernatura sonorense
Por: Gerardo Armenta
El alcalde de Cajeme debe ser un político de excepción en cuanto a lo que suele entenderse como futurismo en la materia. Resulta así porque, como se sabe, en reiteradas ocasiones Javier Lamarque Cano ha dicho que la gubernatura de Sonora no está entre sus planes. Así de franco o directo. Pero bien se sabe que los políticos dicen una cosa para que se entienda otra.
O por lo menos así era cuando los chicharrones del priísmo eran los únicos que tronaban. Obviamente los tiempos han cambiado un tanto. Aunque quizá los modos y las formas que tienen que ver con la política, mantengan hoy todavía cierta similitud con las actitudes propias de un tiempo todavía cercano. En un contexto como el que se describe, el caso de Lamarque Cano llama la atención porque parecería desde hoy un aspirante natural a la gubernatura sonorense, como seguramente lo han entendido así propios y extraños.
Pero es notorio que el alcalde cajemense no asume que acaso podría estar pensando en el cargo para el que se le menciona. En la ocasión más reciente que se le preguntó si contenderá por la gubernatura en la próxima elección, su respuesta resultó fabulosa y hasta convincente en el sentido que, por supuesto, que cada quien asuma suscribir al respecto. Con un apreciable sentido del humor, Lamarque Cano respondió con excelente y jocosa dialéctica a quienes preguntaron si cambiaría su actitud frente a la posibilidad de ser candidato la gubernatura.
He aquí sus palabras, memorablemente significativas y simpáticas: "Como dijo Capulina, ´no lo sé, puede ser, quizás, quién sabe, tal vez´". Efectivamente, cuando Capulina, el legendario compañero de Viruta en el célebre dueto de cómicos que protagonizaron, quería eludir comprometerse con alguna respuesta, ponía en juego la muy "dialéctica" expresión citada por el alcalde cajemense. Se trata de una respuesta que dice tanto lo que se quiera entender sobre una actitud, pero prácticamente sin decir nada en absoluto, porque, en efecto, no despeja ninguna duda que valga considerar.
Es obvio que Lamarque Cano acudió a un referente de primera mano para utilizar una curiosa forma de expresión y eludir una respuesta directa. Se vale. Sin embargo, sorprende (hasta donde pueda decirse así) que el alcalde cajemense prácticamente haya marcado distancia con respecto a la posibilidad de figurar como candidato a la gubernatura. Esta actitud se torna todavía más incomprensible cuando, por ejemplo, se sabe que las encuestas respectivas le conceden probabilidades reiteradas de ganar la elección estatal.
Incluso, una reciente encuesta lo define como el político o funcionario con mayor aprobación entre los sonorenses frente a un doble y llamativo objetivo: contender y ganar la gubernatura sonorense. De las encuestas electorales o políticas pueden decirse muchas no necesariamente favorables. Pero no hay duda que, de alguna manera, siempre terminan por ofrecer pistas o indicadores que es posible tomar en cuenta para normar criterios particulares o colectivos en la materia.
Sin embargo, es claro que Lamarque Cano todavía no ha dicho primeras ni las últimas palabras definitivas sobre su eventual candidatura a gobernador. Tiene tiempo de sobra para hacer una u otra cosa. Su actitud es muy diferente a la del alcalde de Hermosillo. Sí, porque Antonio Astiazarán Gutiérrez ha hecho constar su interés por figurar como aspirante a la gubernatura. Las cosas al respecto apenas empiezan. Por eso, Lamarque Cano hizo lo propio al plantear una expresión contundente sobre el tema cuando también dijo: "Ya veremos".
Tal parce la más propia y hasta recomendable de todas las actitudes en el marco de la sucesión por la gubernatura sonorense. Este es un proceso al que todavía le falta cubrir muchas páginas, circunstancia que, por supuesto, no le quita interés o ánimo. Quizá no resulte ocioso preguntarse qué hará el PRI en el contexto del proceso electoral venidero donde se debatirá la gubernatura sonorense hoy bajo mando de Morena.
La pregunta podría ser muy elemental: ¿resurgirán los priístas con ánimo suficiente para buscar sólo con propias siglas, y no en las mezclas partidistas de hoy, el Gobierno sonorense? Un intento de esta naturaleza sería verdaderamente épico o peliculesco a partir de la forma en que se han puesto las cosas para siglas como las del PRI y el mismo PAN incluido. No pasará mucho tiempo (como suele decirse) para que se despejen las dudas que acaso pudieran existir en esta llamativa materia.
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