Está en agonía el río Mayo
Por: Gerardo Armenta
No podía ser de otro modo. Donald Trump finalmente se salió con la suya. Todo fue cuestión de tiempo nada más. Nunca debió pasar por su estrategia retirar la amenaza de los aranceles contra México y Canadá. Esta decisión seguramente la consideró desde su tiempo de candidato presidencial e hizo la faramalla de que podría cancelarla si sus destinatarios se portaban bien a sus ojos.
El Gobierno mexicano trató más o menos de evitar la concreción de la medida con acciones que presumiblemente alguien como Trump podría justipreciar o reconocer como válidas. Total equivocación. La Casa Blanca ni siquiera esperó la terminación del plazo marcado por Trump para reiterar el comienzo de la represalia. Desde la misma víspera del caso, un alto funcionario norteamericano (secretario de Comercio) notificó a los cuatro vientos lo que ocurriría al día siguiente.
Con todo eso quedó demostrado que, "haiga sido como haiga sido", al final, de todas maneras, Trump se saldría con la suya, como quedó dicho líneas arriba. Por eso, en estas alturas bien podría señalarse que el principio de esta villanía (o agresión, para que no se oiga tan mal) ha sido consumada. Las características de la trama llaman la atención por el significado que tienen en sí, pero que de buenas a primeras no son advertidas bajo el tenor de lo que verdaderamente entrañan como negación de compromisos anteriores pactados con toda formalidad.
De esta manera, de ser otras las condiciones que enmarcan las actitudes en juego en esta controversia, podrían hasta asumirse como racionales y propias de un país celoso de la integridad de su economía. Pero no deja de ser curioso que hasta ahora, por ejemplo, no se haya querido insistir en que toda la verborrea y las acciones de Trump en relación con los aranceles, podrían estar prohibidas por el tratado comercial existente entre vecinos tan cercanos como Canadá, Estados Unidos y México.
Sin embargo, eso parece ser lo de menos. Aunque no tanto. Porque, como suele suceder en otros órdenes de la vida cotidiana, el ejemplo cunde. Y porque esto es así, Canadá, anunció rápidamente, casi a última hora del lunes, que aplicaría aranceles de "represalia" a los productos estadounidenses. Desde que empezó a perfilarse un esquema como el que se describe, quedó rápidamente en claro que lo que verdaderamente terminaría por ocurrir sería una guerra comercial. El aviso canadiense al que se alude ratifica en principio tal pronóstico. Y falta por ver la necesaria reacción del Gobierno mexicano.
A la espera de esos acontecimientos, que de una u otra forma terminarán por ocurrir, vale la pena detenerse en un tema de carácter regional. Un titular periodístico explicó mejor la situación en principio. La estableció así: "Agoniza el Río Mayo". He aquí una terrible, aunque certera afirmación. Y ayuda todavía más a entenderla en el siguiente párrafo: "En condiciones de tristeza y soledad, es como interpretaron vecinos de la comunidad de Guaymitas en Navojoa, las circunstancias en que se encuentra el Río Mayo, el cual hace mucho tiempo que no recibe agua en su cauce, provocando incluso que se presenten menos visitantes".
En unas cuantas líneas, como bien quedó de manifiesto, se ratifica una vez más la desgracia o tragedia en que devino el Río Mayo, que de tal sólo conserva el nombre, pero sin siquiera una extraviada gota de agua que vaya por su deprimido cauce. Esto que se describe es un hecho conocido de sobra en la Región del Mayo, donde ha terminado por asumirse que una especie de río legendario como el que se comenta prácticamente ha pasado a mejor vida.
O a punto de marcar ese paso, si nos atenemos, como es preciso hacerlo, a la agonía con que describió su situación el titular periodístico que se comenta. El Río Mayo fue una especie de joya ambiental en y para el sur de la Entidad. Hoy, por lo que se sabe, languidece en una situación que posiblemente ya esté un poco más allá de la agonía. Es triste y lamentable ocuparse de un hecho como el descrito. Pero, ciertamente, la realidad no deja mentir. Y la propia que nos ocupa señala que el Río Mayo está precisa y dramáticamente en una dolorosa situación que posiblemente no tenga regreso.
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